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FLUJO VAGINAL

Varices vulvares durante el embarazo

Durante el período de gestación, es común que nuestro cuerpo sufra cambios significativos. Ejemplo de ello constituyen el aumento de tamaño producido en la vagina, la aparición del tapón mucoso que protege al feto de gérmenes y una evidente dilatación de los vasos sanguíneos alrededor de la vagina.

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Esto último trae como consecuencia, producto del propio congestionamiento de los vasos sanguíneos, pequeñas dilataciones varicosas de color azulado llamadas varices vulvares.

Para ofreceros información contrastada sobre este tema, hemos solicitado a un médico especializado de la clínica Varicenter.com, clínica especialista en el tratamiento de varices con microespuma sin cirugía, que nos aporte datos interesantes sobre las varices vulvares.

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embarazadaDatos importantes sobre las varices vulvares

Las varices vulvares son dilataciones de los vasos sanguíneos de la zona de la vulva y el periné. Éstas aparecen generalmente por los cambios que se producen en los embarazos, y suelen comenzar a las 20 semanas.

Éstas pueden ser identificadas por una sensación de molestia, y a veces de dolor, dentro de la zona vaginal. Generalmente toman lugar durante las primeras 20 semanas de embarazo, y es una patología que puede llegar a afectar a un 7% de las embarazadas.

Algunos estudios han llegado a confirmar un fuerte componente genético en la aparición de las varices vulvares, aunque otras causas frecuentes suelen ser la obesidad o el permanecer de pie por un espacio muy prolongado de tiempo.

La producción de estrógeno durante el embarazo y el crecimiento del útero relaja los vasos sanguíneos, lo que entorpece de cierta manera el flujo de sangre al corazón. A partir de esta circunstancia, las piernas experimentan cierta hinchazón y comienzan a abundar en las embarazadas, síntomas de cansancio y dejadez.

¿Qué hacer para prevenir las varices?

En primer lugar, será necesario que evites permanecer de pie por mucho tiempo. Tampoco es recomendable que descuides tu peso corporal, y de ser posible, practica algún deporte ligero para fortalecer el flujo sanguíneo como correr, rotar los tobillos y flexionar las piernas levemente.

Para los momentos de reposos, intenta elevar las piernas, o acostarte sobre tu lado izquierdo, esto reducirá enormemente la tensión entre el útero y la vena cava. Los masajes desde el pie a las caderas también pueden resultar muy útiles. En cuanto al calzado, opta por modelos de tacón mediano y acompáñalos con medias elásticas.

En cualquier caso, siempre se recomienda consultar el médico, que podrá recetar soluciones farmacológicas adecuadas para aliviar los síntomas.

Un último consejo sobre la higiene personal

A la hora de ducharnos, debemos procurar lavar correctamente la zona genital. Para ello, utilizaremos un jabón líquido neutral, siempre realizando el movimiento hacia afuera, de modo que no infectemos la vagina con microorganismos presentes en el ano. Evita también realizar lavados vaginales con productos que puedan atentar contra la flora vaginal.

En el caso de la ropa interior, nada mejor que las confecciones de algodón para evitar la aparición de hongos. Tampoco es conveniente el uso de ropa demasiado ajustada o las tangas. Ante una posible infección vaginal, recuerda que la mejor solución es acudir directamente a un médico.

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